En otras palabras, literalmente, 99% de la mierda que pasa por tu cabeza no es tuya. Los pensamientos, los sentimientos, las emociones, los juicios, los puntos de vista… ¡no son tuyos!
Si hace mucho tiempo creíste que algo era tuyo, incluso cuando eras pequeño, al crecer, cada vez que surge esa energía, refuerzas la idea de que es tuyo, por lo que ni siquiera piensas en preguntar:
¿Es esto mío?
¿A quién le pertenece esto?